La reputación online es clave en las empresas de base tecnológica
Estar conectado a Internet hoy día se ha convertido en algo habitual, cuando no fundamental. Desde el móvil o el ordenador se pueden comprar, vender y contratar millones de productos y servicios. A estas alturas quien más y quien menos, estando relacionado con las empresas de base tecnológica, ya sabe algo de SEO, posicionamiento web y lo importante que es una presencia constante en las redes sociales. Sin embargo, no todo acaba aquí. Hay otro acrónimo que los emprendedores que trabajamos teniendo como base la Red debemos considerar, la ORM, Online Reputation Management. La reputación online se ha convertido en un pilar fundamental para sostener un negocio en Internet. No hay que ir muy lejos para darnos cuenta del daño que nos puede hacer una mala gestión de la reputación. Por ejemplo, en los negocios de hostelería, tener una puntuación inferior a 8 en la clasificación creada por TripAdvisor, por poner un ejemplo, puede ser la diferencia entre llenar o no llenar el hotel en un fin de semana. Pero es que, si por mala casualidad te toca un cliente pejiguera y te pone a parir en Internet se crea una tendencia en el resto de usuarios donde la bola de aspectos negativos es tan grande que termina por hundir al establecimiento.
Por suerte contamos en la labor redentora de las técnicas de reputación online a las que se dedican empresas como SIDN. Y es que es un aspecto fundamental que ninguna empresa de base tecnológica puede permitirse dejar escapar de sus manos. El 80% de los usuarios que compran o contratan servicios por Internet se basan en opiniones aportadas por otros usuarios anteriormente mediante comentarios o críticas volcadas en blogs y redes sociales. Yendo un paso más allá tenemos que considerar la imagen que tienen de nuestro negocio los buscadores. Google, por ejemplo, hace años que comenzó a valorar las empresas con estrellas, siendo 5 la puntuación máxima. Facebook se copió, y sus opiniones también pueden hundir o levantar al más pintado.
Limpiar el nombre mancillado de una empresa es una labor titánica que es preferible dejar en manos de profesionales, sobre todo para evitar problemas mayores. En ocasiones se trata de contrarrestar las críticas negativas con positivas, pero en otras hay que asumir errores y dar respuestas factibles, y ninguna de las dos opciones son nada fáciles.