Emprendedores que sueñan y un marketing online que les corresponde
Los emprendedores suelen tener un don, el de sentir con pasión lo que hacen y querer compartir ese sentimiento con todo el mundo. Un marketing online basado en lo mejor de esa actitud emprendedora es algo así como un diamante en bruto que hay que pulir.
Veamos seis argumentos que tocan el marketing online en los que un emprendedor puede dejar un rastro de su identidad motivadora:
– Generar contenido. Un dato. Las empresas que tienen un blog y que lo alimentan de contenido con regularidad cuentan con mayor visibilidad y un blog corporativo con 400 páginas de buen contenido posicionado tiene seis veces más visitantes que una que tenga entre 51 y 100 páginas con buenos temas y mejor SEO. Elija los temas por los que sienta especial predilección vuélquese en ellos, pero asegúrese de que los visitantes también siguen su línea.
– Llamadas a la acción. Coloque una referencia que invite al visitante de su portal o de su blog a tomar una decisión sobre una acción que proponga, ya sabe: ‘compre ahora’, ‘rellene este cuadro de información’, ‘vea el siguiente vídeo’. Movilice a sus visitantes en la dirección más rentable para su marca. Saque esa pasión que lleva dentro para movilizar a los potenciales clientes.
– Sea social y proactivo en ese sentido. Construya relaciones en las redes sociales basadas en la reciprocidad y en la atención natural y exquisita. Lábrese un porvenir como alguien que interactúa con argumentos de valor y empatía. Esa cualidad le dará una visibilidad inmejorable.
– Ofrezca ayuda. Ayude a las personas vinculadas a su marca, con consejos útiles en el blog, con una cercanía que se perciba como positiva en las redes sociales, sea desprendido, sea colaborativo, sea auténtico.
– Haga clientes nuevos. Conseguir un nuevo cliente cuesta hasta cinco veces más que retener uno que ya esté vinculado. El marketing relacional no tiene por qué ser agresivo con los clientes, simplemente hay que estar disponible para atender sus necesidades y escucharlos, por ejemplo en las redes sociales corporativas de la firma, un gran altavoz que al mismo tiempo es un soberbio aparato de escucha social.