Veta La Palma, una piscifactoría en la que casi sobra el papel del hombre

Veta La Palma es un proyecto emprendedor español basado en la protección medioambiental y un espejo en el que mirarse por su marcada sostenibilidad. Veta La Palma es una piscifactoría situada en unas marismas colindantes con el Parque Nacional de Doñana que representa una alternativa viable al actual sistema de explotación pesquera en balsas.

Pero ¿cuál es su modelo alternativo? Hay que fijarse en cómo se explotan las piscifactorías tradicionales para descubrir las diferencias, las grandes diferencias de métodos y de fines. En las piscifactorías actuales, las aguas están increíblemente saturadas de antibióticos y de desinfectantes que pasan de los circuitos en los que nadan los peces al mar. Por otro lado, para alimentar a las producciones se utilizan carnes de peces capturados en aguas libres, algo que no tiene el más mínimo sentido.

En Veta La Palma han roto con todo éso. Después de años de estudio y de investigaciones sobre la viabilidad del negocio y de las diferentes alternativas que podrían abrirse; se pensó en dar salida a un proyecto que no emplea antibióticos, ni ningún otro compuesto químico, que aprovecha cada una de las condiciones de cría de especies de peces que evolucionan juntas y que ofrece a los peces comer de alimento natural que se desarrolla libre en las balsas, el krill. Como en el océano. El sistema y la producción se retroalimentan a sí mismas al tiempo que se establece un equilibrio natural.

Veta La Palma es una piscifactoría formada por 45 balsas de agua salada cada una con una superficie de 70 hectáreas, todas conectadas entre sí y con los ríos Guadalquivir y Guardiamar y con el mar a través del estuario que recibe aportes de agua cada vez que sube la marea. En estas balsas, la intervención humana casi siempre se espera, porque la naturaleza es la que habla.