Fernando Beltrán, padre del naming más español
Fernando Beltrán es un emprendedor español que nació como poeta y se convirtió por pura necesidad en creador de eslóganes, palabras y de expresiones comerciales afortunadas y de éxito.
Natural de Oviedo, su labor de poeta nunca le dio más que para fraguar ilusiones, por esa razón tuvo que reinventarse aplicando su vena creativa en el mundo de los negocios y en el marketing.
Fernando Beltrán es ahora un as del naming, la técnica y profesión publicitaria que trabaja el nombre de las denominaciones de las marcas comerciales y de sus productos. Fernando Beltrán comenzó su trabajo con el naming antes incluso de que fuera profesión y se le reconociera con esa denominación tan friki.
Su lucha porque se reconociera su actividad profesional daría para un libro de memorias y quizá también para una película a la americana. Esas de renacimientos profesionales.
Marcas
Fernando Beltrán hace tiempo que tiene un nombre, un reconocido nombre, nunca mejor dicho, en el naming. Suyos son los nombres de Amena, de Aliada, de Opencor, de Rastreator o de La Casa Encendida, entre otros.
Para poder dar con el nombre, Beltrán necesita de no poca sabiduría que no se explica, se siente en forma de psicología cultural española. Una psicología que hay que trufar con las mejores dotes creativas y un conocimiento más que profundo de la legislación en asuntos de propiedad intelectual. Todo, para enamorar a una audiencia que en el mejor de los casos no sabe que la palabra comercial del naming de Fernando Beltrán existe.
Los nombres comerciales tienen que sonar bien, hacerlo con propiedad y sin equívocos en otra lengua, tener aceptación social, guardar las formas con la filosofía de las empresas y con los productos que representan, dejarse querer durante toda una vida y alentar emociones. ¿Se puede pedir más? Esa es la esencia del naming. Un arte, un arte de amar las palabras y rebuscar en significados para agradar al oído. Y la vista.