Hoy vamos con una historia de retoque fotográfico masivo. El retoque fotográfico es una actividad creativa vinculada a la publicidad y al sector de la moda desde principios de la década de 1990.
A la pregunta de si todo está inventado en el retoque fotográfico, cualquier aficionado a la fotografía diría que sí. Sin embargo, para los promotores de la idea de negocio de Proretoque, la respuesta es no. Un claro no.
Estos emprendedores españoles han encontrado un nicho de valor y una oportunidad de negocio al conseguir optimizar la calidad y la agilidad que ofrecen a los clientes de la plataforma de Proretoque. Ése ha sido el margen y ése ha sido el motivo por el que el público profesional los ha elegido como referencia.
Detrás de la idea de negocio están seis emprendedores, Ana Gaspar, Aida Páez, Javier Martín, Leonardo Bello, Tomeu Ozonas y Luis Ozonas.
Estos emprendedores evaluaron en un estudio previo que, por ejemplo, no era posible encontrar un lugar en todo Internet donde poder retocar miles de fotos de una manera simple y rápida en un plazo de 24 horas.
El servicio retoque fotográfico masivo que ofrecen es rápido, manejan esas grandes cantidades de imágenes y el plazo de entrega no supera nunca los tres días. Entre sus clientes más fieles está El Corte Inglés, Mango o Goldcar, por citar sólo algunos ejemplos.
Trabajos en Asia
En Proretoque cobran por cada foto, el equipo de control y dirección está en Madrid, pero su producción se realiza con equipos situados en Asia. Uno de sus activos más apreciados del retoque fotográfico masivo es su sistema de subida de archivos a la nube y el de descargas de productos acabados.
La empresa nació con el apoyo de familiares y amigos, que hicieron su pequeña aportación económica. Pero su gran despegue se produjo cuando recibieron un préstamo de tipo participativo de Enisa de algo menos de 50.000 euros que les permitió empezar a crecer de verdad y extenderse por mercados internacionales con su proyecto de retoque fotográfico masivo.
En el ejercicio de 2012, la empresa hizo 4.000 euros, en 2014, 200.000 euros. En 2015, piensan llegar a los 300.000 euros. Y todo, con una inversión de apenas 60.000 euros. Una progresión aritmética.