Movistar, que no hace ni un año que aumentó los precios de sus tarifas Fusión cuando desde sus orígenes tenían una letra pequeña en sus contratos donde apuntaban que el precio sería “para siempre”, ha vuelto a aumentar los costes de este paquete. La operadora, líder del mercado en volumen de servicio y posibilidades, justifica el aumento de precio al proporcionar más recursos a sus clientes, pero la comunidad no está contenta con sus decisiones. Y esto ha llevado a que se acumulen las denuncias y reclamaciones ante la oficina de defensa al consumidor.
Aprovechándose de su liderazgo
La compañía se encuentra ante la necesidad de tomar decisiones que le permitan exprimir su negocio al máximo para superar a su competencia. El problema es que toma estas decisiones e implementa estos cambios bajo su libre albedrío, sin cumplir con la palabra que garantizó a sus clientes y pensando que son ellos quienes tienen el poder ante el público. Para cubrirse ante posibles procesos judiciales, Movistar anuncia los aumentos de precio (que no van más allá de unos euros, eso sí) y permite durante un tiempo prudencial que sus clientes cambien de tarifa o incluso que se den de baja sin ningún tipo de penalización.
Con el aumento de precio proporcionan un incentivo añadido a quienes se quedan: nuevos contenidos televisivos sin pagar nada más a cambio, como el paquete de fútbol. Pero muchos clientes no quieren fútbol y no están dispuestos a que se les cobre más por ello. Movistar se aprovecha de saber que una gran cantidad de personas no darán de baja el servicio por su pasividad y también se agarra a que los tribunales les han dado la razón en los últimos casos de denuncia debido a esto mismo.
No hay fuerza que pueda a Movistar
Distintos consumidores, afectados por estos aumentos de precio, se han manifestado y denunciado a Movistar, pero los casos de momento han acabado con la victoria de la operadora. Situación que ha llevado a que sus demandantes no solo no sean indemnizados, sino que además tengan que correr con los gastos jurídicos que la operación haya requerido. Ante esta situación son muchos los clientes que están optando por dar sus servicios de baja para que Movistar, que cada vez actúa más como la antigua Canal+, vea que así no se pueden hacer las cosas.
La gran duda es si estos clientes que abandonan el servicio para pasar a la competencia se encontrarán algo distinto en su nuevo proveedor o si tendrán que ver que, una vez más, les tratan de la misma manera. El mercado de la telefonía y la televisión, en general, no es muy consciente de la importancia de cuidar a su cliente.