Poner en marcha un proyecto propio es una tarea apasionante que requiere trabajo, esfuerzo personal y probablemente una inversión económica más o menos importante. Si estás convencido de que tu idea es buena y puede ponerse en práctica, convirtiéndose además en tu medio de vida, infórmate sobre las ayudas a emprendedores que actualmente tienes a tu alcance, da los pasos necesarios para hacerla realidad y ten en cuenta algunos consejos que pueden ser la clave para alcanzar el éxito en esa “aventura” que estás a punto de iniciar.
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Pasión por lo que haces y actitud positiva
Es algo evidente pero resulta más importante de lo que parece. Sea cual sea tu proyecto debes CREER EN ÉL sin ningún tipo de dudas. Si tu objetivo es vender (por ejemplo zapatos) tienes que estar convencido de que tu zapatería va a ser la mejor del mundo. Si tú no lo tienes claro, difícilmente lo tendrán tus clientes. Confía en tu idea y no te desanimes ante posibles inconvenientes. Hacer realidad un proyecto no es sencillo y tienes que estar preparado para resolver, de forma positiva, las dificultades que vayan surgiendo.
Establece tu plan de negocio
Independientemente de la actividad que quieras desarrollar, contar con un plan de negocio que refleje la situación del mercado al que quieres acceder, tus costes iniciales, tus necesidades y tus expectativas económicas (lo más reales posible) es fundamental para que tu proyecto arranque con la base necesaria para que resulte viable.
Los posibles clientes han de ser tu prioridad
De nada vale una idea brillante si nadie “te la compra”. Conseguir el “sí” de los clientes, lograr que elijan el producto o servicio que tú ofreces (y no el de la competencia) es la clave para que tu empresa crezca y tú ganes dinero (es de lo que se trata). Recuerda que un cliente satisfecho siempre será tu mejor carta de presentación ante nuevas oportunidades.
Innovar o “morir”
Seguro que inicias tu proyecto con ilusión y con las mejores perspectivas pero ¡no te confíes! Estar atento a las necesidades de tus clientes, a los cambios que demanda el mercado y a las innovaciones que se producen en tu sector de actividad es básico para la productividad de tu empresa y para no quedarte “fuera de juego”.
Metas concretas y visión de futuro
Cuando realices tu plan de negocio, sé realista y márcate metas que puedas alcanzar. Se trata de empezar poco a poco, con paso firme, evitando (y corrigiendo) posibles errores. Una vez afianzada tu posición en el mercado, ten visión de futuro y piensa en hacer crecer tu empresa. Si tu proyecto es bueno y has trabajado duro, los límites los pones tú.