El grupo empresarial español Eurofinsa, recibió recientemente la concesión del proyecto de construcción de un puente entre las localidades de Guayaquil y Samborondón. Pese a que inicialmente los plazos de ejecución estimaban que en el mes de octubre se podría terminar el trabajo, la puesta en marcha del mismo ha demostrado que se necesitará un poco más de tiempo.
Principales obstáculos para la construcción del puente
Ha sido el propio alcalde de Samborondón, José Yúnez, quien ha ratificado las palabras de Salvador Ariza, representante del Consorcio Enlace 780 que ha sido el receptor de la concesión, según las cuales el proyecto debía prorrogarse a inicios de 2018, salvo que se encontraran medidas con las que reducir los plazos de tiempo.
Uno de los principales obstáculos consiste en la ubicación del puente, que se construirá sobre el río Daule que separa ambas localidades. En su lecho se instalarán 70 pilotes metálicos y sobre ellos vigas de 60 metros de longitud. La creación de esta infraestructura requiere un cuidado especial para mantener la integridad del puente, los vehículos y las personas que lo utilicen, así como también preservar el entorno del río Daule sobre el que se asienta.
Una inversión de 65 millones de euros que beneficiará a 1 millón de personas
La inversión realizada por las administraciones públicas es de 65 millones de euros, que recae en el Consorcio Enlace 780. Este Consorcio está formado por IBT Group, filial de Eurofinsa con sede en Miami, que posee el 60% y por la empresa local Constructora Verdú, que posee el 40%.
El puente, que abarca 2,3 kilómetros de distancia más los viales de acceso, supone la conexión entre las localidades de Guayaquil y Samborondón. Se estima que aproximadamente 40.000 vehículos circularán por él todos los días y que se verán beneficiadas un millón de personas.
Los principales motivos por el que esta construcción cobra importancia y prioridad son los de descongestión viaria y ahorro de tiempo, para los habitantes que circulan diariamente de una población a otra. Se estima que conseguirán reducir el tiempo de trayecto en unos 30 minutos. Al mismo tiempo, se descongestionará el casco urbano sobre todo de la zona de Guayaquil y se reducirá los niveles de contaminación por el descenso del tráfico.