Casos de éxito: del garaje de papá a facturar miles de millones

Hace algún tiempo asistí a un curso de formación para emprendedores y hubo una reflexión de uno de los participantes que me llamó especialmente la atención. El compañero no quería financiación, ni un plan de negocios, ni asesores altamente cualificados. Lo que el imberbe emprendedor quería era un garaje. La anécdota, aparte de arrancar algunas carcajadas, nos llevó a percatarnos de una realidad: las grandes empresas de base tecnológica comenzaron en un garaje. Al menos eso dicen sus actuales propietarios, quienes llegan a facturar miles de millones y son los hombres más ricos del mundo, como el amigo Bill Gates. Es por eso que puede estar bien fijarnos en los inicios de los grandes para ayudarnos con nuestras propias estrategias de marketing.

Microsoft es uno de los ejemplos más llamativos de la “incubadora de garaje”. Paul Allen y Bill Gates comenzaron en un pequeño trastero de Albuquerque a hacer sus pinitos en el mundo de la informática, creando un primer procesador que vendieron por 80000 dólares.

Steve Jobs fue otro de esos iluminados que le pidió a su padre el garaje de la casa para iniciar uno de los mayores emporios informáticos del mundo. En 1976 puso a la venta el Apple I (500 dólares) dando luz verde a la era de los ordenadores personales. Hoy en día Apple factura millones de dólares anuales y tiene un ejército de clientes deseosos de comprar cualquier nuevo lanzamiento de la “manzana mordida”.

Sin dejar el mundo de los ordenadores encontramos a Amazon. Desde sus orígenes en 1994 el fundador tuvo clara la idea: crear una librería online. La primera sede de la compañía estaba en un modesto garaje de Washington, desde donde inició un vuelo que le ha llevado a tener presencia en todo el mundo y vender todo tipo de productos de ocio en su web (con un interesante sistema de afiliados, por cierto).

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Google y HP también tuvieron sus orígenes en una caverna llena de cables que anteriormente había sido un garaje. De Yahoo, sin embargo, se dice que a falta de garaje, Jerry Yang y David Filo utilizaron una vieja caravana para crear el que fue el mayor directorio de Internet.

Pero no todo iban a ser ordenadores. Los hermanos Disney crearon su primer corto de animación en el garaje de uno de sus tíos. ¡Benditos garajes!

 

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